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El chicherekú Mito o Realidad?
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El chicherekú Mito o Realidad?
Buenas tardes hermanos y hermanos,
El chicherekú Mito o Realidad? este personaje sale de las historias y tradiciones muy antiguas del Palo Monte, hay muchos cuentos y versiones de estos personajes donde los llaman chicherekú Chíchérekú, Chichiriki, dicen que son seres malignos y traviesos, dicen que hay un tratado para armarlos a partir de un muñeco que se fabrica con los palos de los arboles palo ramón, palo cocuyo, palo moruro y palo sabico. Este muñeco vive al lado del fundamento y vienen convirtiéndose en prácticamente otra nganga, pero dicen que el palero que lo tenga debe saber muy bien como manejarlos y controlarlos.
Aquí les dejo un escrito que me pareció interesante al respecto de un blog.
Las trazas del chichiricú hay que buscarlas hoy en Villa Alegre. Fernando Ortiz se refería en su "pelea cubana contra los demonios" al merodeo que las criaturas africanas mantenían, en tácita complicidad con cierto Lucifer medievalesco, por los alrededores de Remedios. Otros los describen como duendes venidos a la isla de polizontes a bordo de los barcos negreros. Esteban Montejo, el cimarrón biografiado por Miguel Barnet, cuenta cómo se escuchaba en los ingenios el chillido del "chicherekú", "un conguito de nación, que no hablaba español" y nadie quería encontrar en su camino por las noches. Samuel Feijóo no colectó encuentros con chichiricúes en ese formidable catálogo de anécdotas que constituye su "Mitología cubana"; sólo algunas referencias ambiguas parecen haberse colado de contrabando. Julia Calzadilla, a instancias de Feijóo, escribió su ya clásica "Los chichiricú del charco de la Jícara", una novela para niños; ambos, Julia y Samuel, aficionados al estudio del folklore campesino, confundían chichiricú con güije, naturaleza con magia negra, un mito con otro mito. Y es que no vinieron a Villa Alegre, el último refugio conocido de estos diablitos increíbles.
Clara Larrondo fue la primera que me habló de las ofrendas de alimentos que muchos ponen todavía a disposición de la gula de los chichiricúes, en ciertas esquinas de Villa Alegre. Se les teme, y mucho. En La Habana, una mujer muy serena de carácter me pidió que no los mencionara en su presencia; sólo la mención bastaba para amedrentarla. Hice que Clara me concertara una cita con un conocedor que resultó ser su propio padre. Así me fui a Villa Alegre. La frontera parece frágil y al mismo tiempo definitiva: la línea del ferrocarril. Así lo dispusieron los blancos del siglo XIX cuando confinaron los negros libertos a un asentamiento de fronteras bien delimitadas -una suerte de ghetto- donde no hay equívocos sobre la sacralidad de la tierra que se pisa. Para allá, África entera con sus mitos, hechiceros y cabildos; para acá, la ciudadela pavimentada y correctamente cuadriculada, pertrechada en el viejo temor al negro, el recuerdo del Haití llameante. Al centro, el camino de hierro. Viajes a uno y otro lado entre dos mundos en apariencia estáticos. Así fue legislado hace más de un siglo. Yo crucé.
Alexandra David-Néel, la primera mujer europea que llegó a Lhaasa, alude a la creencia tibetana en los cuerpos que andan -cuerpos muertos- a merced de las artes de un brujo. El vodú haitiano se conoce sobre todo por el difundido enigma de los zombies, cadáveres reanimados para diversos fines, algunos tan poco esotéricos como el trabajo manual, la simple servidumbre. El chichiricú, según me revelaron los sabios de Villa Alegre, es una rara criatura invocada por ensalmos -pactos, decían- al servicio de algún avezado palero. Casi siempre operan con misiones bien definidas, nunca a su albedrío; aunque son chistosos y maléficos no se descarta que estas incursiones puedan generar hilaridad. Hay una tradición que los presenta como habitantes de una ceiba antiquísima de la calle América, cuyo suelo está sembrado de prendas de palo. Se les describe rumbeando al son de los tambores del cabildo de San Lázaro, mordiendo los dedos del displicente Chino Poo, vecino del barrio. Se cuenta cómo una vez revolcaron a un galán vestido de dril blanco que intentaba salvar su impoluta indumentaria de los fangales de Villa Alegre. Tal vez el encuentro más comentado y célebre fue el que tuvo un chichiricú con el carretonero Zacarías. Encontré descendientes del viejo dispuestos a atestiguar la veracidad de la anécdota. Hela aquí:
Zacarías volvía de cortar yerba, con la carreta cargada. Así transitaba la periferia de Villa Alegre. Era negro viejo y lo había visto todo. Al menos eso pensaba, mientras masticaba su tabaco, rendido por la jornada y la noche inminente. A la vera del camino descubrió entonces un niño que no paraba de llorar, un negrito chiquito. M'ijo, qué te pasa -Zacarías hizo un ademán-. "Ven, sube que te llevo un tramo". Por el camino no había nadie y se me antoja que la carreta rechinaba como las del poema de Agustín Acosta. Entre un vaivén y otro, el negrito tocó el hombro de Zacarías. El viejo se viró. Su pequeño pasajero tenía un aspecto raro, los ojos algo rojizos. Fue entonces que sonrió, e hizo un guiño maligno. Zacarías, -dijo entre risas- mira mi diente. Y mostró un diente largo como un puñal. El negro echó a correr, dejó la carga en el camino, y casi le lleva la puerta a la vieja Sunsa, donde tuvieron que reanimarlo, regar agua bendita de una taza y prepararle un tilo para atenuar la malicia del chichiricú.-
PUBLICADO POR: MAYKEL LA GRANDE, CUBA
Nsala Malelum..
El chicherekú Mito o Realidad? este personaje sale de las historias y tradiciones muy antiguas del Palo Monte, hay muchos cuentos y versiones de estos personajes donde los llaman chicherekú Chíchérekú, Chichiriki, dicen que son seres malignos y traviesos, dicen que hay un tratado para armarlos a partir de un muñeco que se fabrica con los palos de los arboles palo ramón, palo cocuyo, palo moruro y palo sabico. Este muñeco vive al lado del fundamento y vienen convirtiéndose en prácticamente otra nganga, pero dicen que el palero que lo tenga debe saber muy bien como manejarlos y controlarlos.
Aquí les dejo un escrito que me pareció interesante al respecto de un blog.
Las trazas del chichiricú hay que buscarlas hoy en Villa Alegre. Fernando Ortiz se refería en su "pelea cubana contra los demonios" al merodeo que las criaturas africanas mantenían, en tácita complicidad con cierto Lucifer medievalesco, por los alrededores de Remedios. Otros los describen como duendes venidos a la isla de polizontes a bordo de los barcos negreros. Esteban Montejo, el cimarrón biografiado por Miguel Barnet, cuenta cómo se escuchaba en los ingenios el chillido del "chicherekú", "un conguito de nación, que no hablaba español" y nadie quería encontrar en su camino por las noches. Samuel Feijóo no colectó encuentros con chichiricúes en ese formidable catálogo de anécdotas que constituye su "Mitología cubana"; sólo algunas referencias ambiguas parecen haberse colado de contrabando. Julia Calzadilla, a instancias de Feijóo, escribió su ya clásica "Los chichiricú del charco de la Jícara", una novela para niños; ambos, Julia y Samuel, aficionados al estudio del folklore campesino, confundían chichiricú con güije, naturaleza con magia negra, un mito con otro mito. Y es que no vinieron a Villa Alegre, el último refugio conocido de estos diablitos increíbles.
Clara Larrondo fue la primera que me habló de las ofrendas de alimentos que muchos ponen todavía a disposición de la gula de los chichiricúes, en ciertas esquinas de Villa Alegre. Se les teme, y mucho. En La Habana, una mujer muy serena de carácter me pidió que no los mencionara en su presencia; sólo la mención bastaba para amedrentarla. Hice que Clara me concertara una cita con un conocedor que resultó ser su propio padre. Así me fui a Villa Alegre. La frontera parece frágil y al mismo tiempo definitiva: la línea del ferrocarril. Así lo dispusieron los blancos del siglo XIX cuando confinaron los negros libertos a un asentamiento de fronteras bien delimitadas -una suerte de ghetto- donde no hay equívocos sobre la sacralidad de la tierra que se pisa. Para allá, África entera con sus mitos, hechiceros y cabildos; para acá, la ciudadela pavimentada y correctamente cuadriculada, pertrechada en el viejo temor al negro, el recuerdo del Haití llameante. Al centro, el camino de hierro. Viajes a uno y otro lado entre dos mundos en apariencia estáticos. Así fue legislado hace más de un siglo. Yo crucé.
Alexandra David-Néel, la primera mujer europea que llegó a Lhaasa, alude a la creencia tibetana en los cuerpos que andan -cuerpos muertos- a merced de las artes de un brujo. El vodú haitiano se conoce sobre todo por el difundido enigma de los zombies, cadáveres reanimados para diversos fines, algunos tan poco esotéricos como el trabajo manual, la simple servidumbre. El chichiricú, según me revelaron los sabios de Villa Alegre, es una rara criatura invocada por ensalmos -pactos, decían- al servicio de algún avezado palero. Casi siempre operan con misiones bien definidas, nunca a su albedrío; aunque son chistosos y maléficos no se descarta que estas incursiones puedan generar hilaridad. Hay una tradición que los presenta como habitantes de una ceiba antiquísima de la calle América, cuyo suelo está sembrado de prendas de palo. Se les describe rumbeando al son de los tambores del cabildo de San Lázaro, mordiendo los dedos del displicente Chino Poo, vecino del barrio. Se cuenta cómo una vez revolcaron a un galán vestido de dril blanco que intentaba salvar su impoluta indumentaria de los fangales de Villa Alegre. Tal vez el encuentro más comentado y célebre fue el que tuvo un chichiricú con el carretonero Zacarías. Encontré descendientes del viejo dispuestos a atestiguar la veracidad de la anécdota. Hela aquí:
Zacarías volvía de cortar yerba, con la carreta cargada. Así transitaba la periferia de Villa Alegre. Era negro viejo y lo había visto todo. Al menos eso pensaba, mientras masticaba su tabaco, rendido por la jornada y la noche inminente. A la vera del camino descubrió entonces un niño que no paraba de llorar, un negrito chiquito. M'ijo, qué te pasa -Zacarías hizo un ademán-. "Ven, sube que te llevo un tramo". Por el camino no había nadie y se me antoja que la carreta rechinaba como las del poema de Agustín Acosta. Entre un vaivén y otro, el negrito tocó el hombro de Zacarías. El viejo se viró. Su pequeño pasajero tenía un aspecto raro, los ojos algo rojizos. Fue entonces que sonrió, e hizo un guiño maligno. Zacarías, -dijo entre risas- mira mi diente. Y mostró un diente largo como un puñal. El negro echó a correr, dejó la carga en el camino, y casi le lleva la puerta a la vieja Sunsa, donde tuvieron que reanimarlo, regar agua bendita de una taza y prepararle un tilo para atenuar la malicia del chichiricú.-
PUBLICADO POR: MAYKEL LA GRANDE, CUBA
Nsala Malelum..
Congo Nfinda- Junior Experto
- Cantidad de envíos: 491
Edad: 47
Fecha de inscripción: 03/01/2014
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
No hay mito, mi mpangui, el Chicherekú o Kini-Kini es algo que poseen Tatas. Mi propio Tata tenia uno propio, y otro heredado de su Tata que procedia de tiempo de los mambises.
Básicamente son tallas de alguna madera con cargas, tradicionalmente colocadas en la zona de la barriga y en la cabeza (estos tratados suelen tener dos cargas, por buenos motivos) que, como usted dice, viven a pié de Nganga.
Quien ha visto funcionar algo así, cuando está bien armado, sabe que uffff da vuelta lo mundo! jejeje
Es un buen tema, ojalá podamos ampliar
Malembe Yaya
Básicamente son tallas de alguna madera con cargas, tradicionalmente colocadas en la zona de la barriga y en la cabeza (estos tratados suelen tener dos cargas, por buenos motivos) que, como usted dice, viven a pié de Nganga.
Quien ha visto funcionar algo así, cuando está bien armado, sabe que uffff da vuelta lo mundo! jejeje
Es un buen tema, ojalá podamos ampliar
Malembe Yaya
_________________
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
(José Martí, 1891, Cuba)
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
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Y de sublimes dolores.
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Ngando Batalla- Moderador
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Localización: Malongo Yaya
Edad: 31
Fecha de inscripción: 17/02/2013
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:No hay mito, mi mpangui, el Chicherekú o Kini-Kini es algo que poseen Tatas. Mi propio Tata tenia uno propio, y otro heredado de su Tata que procedia de tiempo de los mambises.
Básicamente son tallas de alguna madera con cargas, tradicionalmente colocadas en la zona de la barriga y en la cabeza (estos tratados suelen tener dos cargas, por buenos motivos) que, como usted dice, viven a pié de Nganga.
Quien ha visto funcionar algo así, cuando está bien armado, sabe que uffff da vuelta lo mundo! jejeje
Es un buen tema, ojalá podamos ampliar
Malembe Yaya
Yo particularmente conozco poco del asunto y solo conozco un tata que tiene uno traído directamente del África y dice que le camina muy bien. Mucho me gustaría ver un tratado de ello.
Saludos.
Congo Nfinda- Junior Experto
- Cantidad de envíos: 491
Edad: 47
Fecha de inscripción: 03/01/2014
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
Saludos Ngando Batalla
Las palabras me suenan tomadas del yorùbá, podría ser una expresión relacionada con la labor de tallar madera:
ṣìṣẹ̀ trabajar
ère ídolo
ekú fuerza
ṣìṣẹ̀-ère-ekú, contraída resulta ṣìṣẹ̀rekú (shishereku).
También en lengua yorùbá se encuentra el término Kínikini, detalladamente, cuidadosamente, pulcramente, precisamente; significados que pueden aplicarse al oficio de la talla en madera y que no debe confundirse con Kini-kini que es una variedad de halcón.
Ahora bien la descripción que usted hizo concuerda con estas imagenes de Nkisi:
Muchas Felicidades
Adal Cobos
Las palabras me suenan tomadas del yorùbá, podría ser una expresión relacionada con la labor de tallar madera:
ṣìṣẹ̀ trabajar
ère ídolo
ekú fuerza
ṣìṣẹ̀-ère-ekú, contraída resulta ṣìṣẹ̀rekú (shishereku).
También en lengua yorùbá se encuentra el término Kínikini, detalladamente, cuidadosamente, pulcramente, precisamente; significados que pueden aplicarse al oficio de la talla en madera y que no debe confundirse con Kini-kini que es una variedad de halcón.
Ahora bien la descripción que usted hizo concuerda con estas imagenes de Nkisi:
Muchas Felicidades
Adal Cobos
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"La parte más útil del aprendizaje es desaprender lo que es falso."
Antístenes.
adal.cobos- Moderador
- Cantidad de envíos: 1935
Localización: Bogotá, Colombia
Edad: 40
Fecha de inscripción: 21/09/2012
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
Saludos!
Gracias Adal!
Sí parece que concuerda, ciertamente.
Tata Congo Nfinda
Como siempre, mi modo de pensar ¿eh? Yo personalmente no considero que haya tratado para armar algo asi, y cuando digo tratado me refiero al estilo de como nosotros entendemos "Tratado de 7 Rayos" que es la forma común del criollo para jalar wanga Nzazi adentro kindembo.
Hay Tatas que han escrito en libreta como hacer algo asi, pero yo no comparto. Kini-Kini se le pueden alojar un sinfín de wangas adentro para sinfín de cuestiones. Lo que lo convierte en un tratado único. Incluso la madera es distinta ya en dependencia del tipo de fenómeno que estamos buscando.
La cuestión más importante es, pienso yo, comprender qué cosa es eso... en profundidad. Para eso yo siempre recomiendo ver estos fundamentos, hablar con sus dueños, y hasta si uno puede verlos en acción mucho mejor. Más adelante, es cuestión de Nganga y uno mismo...
Malembe Yaya
Gracias Adal!
Sí parece que concuerda, ciertamente.
Tata Congo Nfinda
Como siempre, mi modo de pensar ¿eh? Yo personalmente no considero que haya tratado para armar algo asi, y cuando digo tratado me refiero al estilo de como nosotros entendemos "Tratado de 7 Rayos" que es la forma común del criollo para jalar wanga Nzazi adentro kindembo.
Hay Tatas que han escrito en libreta como hacer algo asi, pero yo no comparto. Kini-Kini se le pueden alojar un sinfín de wangas adentro para sinfín de cuestiones. Lo que lo convierte en un tratado único. Incluso la madera es distinta ya en dependencia del tipo de fenómeno que estamos buscando.
La cuestión más importante es, pienso yo, comprender qué cosa es eso... en profundidad. Para eso yo siempre recomiendo ver estos fundamentos, hablar con sus dueños, y hasta si uno puede verlos en acción mucho mejor. Más adelante, es cuestión de Nganga y uno mismo...
Malembe Yaya
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Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
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Y de sublimes dolores.
(José Martí, 1891, Cuba)
Y hacia todas partes voy:
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Ngando Batalla- Moderador
- Cantidad de envíos: 860
Localización: Malongo Yaya
Edad: 31
Fecha de inscripción: 17/02/2013
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:Saludos!
Gracias Adal!
Sí parece que concuerda, ciertamente.
Tata Congo Nfinda
Como siempre, mi modo de pensar ¿eh? Yo personalmente no considero que haya tratado para armar algo asi, y cuando digo tratado me refiero al estilo de como nosotros entendemos "Tratado de 7 Rayos" que es la forma común del criollo para jalar wanga Nzazi adentro kindembo.
Hay Tatas que han escrito en libreta como hacer algo asi, pero yo no comparto. Kini-Kini se le pueden alojar un sinfín de wangas adentro para sinfín de cuestiones. Lo que lo convierte en un tratado único. Incluso la madera es distinta ya en dependencia del tipo de fenómeno que estamos buscando.
La cuestión más importante es, pienso yo, comprender qué cosa es eso... en profundidad. Para eso yo siempre recomiendo ver estos fundamentos, hablar con sus dueños, y hasta si uno puede verlos en acción mucho mejor. Más adelante, es cuestión de Nganga y uno mismo...
Malembe Yaya
Buen dia hermano,
Ok bueno quizas no se un tratado como tal digamos como armar una nganga desde sus cimientos, pero quizas se refieren algunos tatas cuando dicen que existe un tratado es como buscar y embotellar al espíritu del cichereku porque no creo que sea una cuestion tipo mpungo que lo halas al caldero por ejemplo, tengo entendido que estos espíritus están sueltos en la naturaleza y hay que salir a buscarlos es eso correcto? lo otros quizas ellos se refieren volviendo al termino de tratado a la carga que lleva, el tipo de madera y la manejar esa talla. La verdad estoy tirando flechas porque yo personalmente no tengo uno y tampoco mi mayor lo tanto no te sabría decir con exactitud.
Saludos...
Congo Nfinda- Junior Experto
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Edad: 47
Fecha de inscripción: 03/01/2014
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
Buenas tardes. Con el debido respeto a todos los participantes, mantendores y protectores de este buen foro. Si tuvieran a bien responder alguna de estas preguntas.
¿Los chicherikú son Nkisi?
Si no lo son, ¿deben de estar supeditados a un Nkisi para que los "controle"?
Si los chicherikús se pueden especializar por su función, ¿también se podrían categorizar por su capacidad y responsabilidad delegada?
El caso de los que tienen incrustados clavos ¿están supeditados al Nkisi denominado Lukankasi?
Muchas Gracias por su atención y amabilidad.
Atentamente,
ketu
¿Los chicherikú son Nkisi?
Si no lo son, ¿deben de estar supeditados a un Nkisi para que los "controle"?
Si los chicherikús se pueden especializar por su función, ¿también se podrían categorizar por su capacidad y responsabilidad delegada?
El caso de los que tienen incrustados clavos ¿están supeditados al Nkisi denominado Lukankasi?
Muchas Gracias por su atención y amabilidad.
Atentamente,
ketu
ketu- Junior Experto
- Cantidad de envíos: 253
Edad: 37
Fecha de inscripción: 28/12/2013
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
A osain se le arman chichirikues, tallados en una madera particular, se pueden tener varios sujetos a un mismo osain y su carga es similar en todos ellos.
cuba- Profesional del Foro
- Cantidad de envíos: 524
Localización: La Habana
Edad: 34
Fecha de inscripción: 18/09/2014
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
Las cargas en la mayoría de los trabajos de palo sacando las ngangas son muy parecidas las variaciones son pocas.
Ketu yo pienso que si son nkisis quizás ngando batalla pueda confirmarlo? Pero no creo que tengan que estar bajo control de otro nkisi de mayor jerarquia pienso que ellos trabajan solos y de manera indenpendiente.
Saludos...
Ketu yo pienso que si son nkisis quizás ngando batalla pueda confirmarlo? Pero no creo que tengan que estar bajo control de otro nkisi de mayor jerarquia pienso que ellos trabajan solos y de manera indenpendiente.
Saludos...
Congo Nfinda- Junior Experto
- Cantidad de envíos: 491
Edad: 47
Fecha de inscripción: 03/01/2014
Re: El chicherekú Mito o Realidad?
Bueno... debo decir que no soy un experto en este campo, eso ante todo.. pero creo que hay que diferenciar entre el chichereku real, por llamarlo así, y el folclore cubano.
En el folclore de Cuba se habla de estas entidades tal como se ha dicho, podríamos decir que es una clase de "mitologia improvisada" desde los tiempos de la colonia hasta hoy. Yo mismi y de forma personal conocí un caso en Cuba de una familia que aseguraba ser perturbada por un Chichereku y sobre aquello se formó tremendo lío: dio igual los Babalawos que fueron allá, y hasta creo que el padre de la familia me llegó a mencionar que curas.
¿Cual era el problema? Se encontró un Chichereku, o sea, una talla de madera sobre la cual pudo haberse edificado una expansión de la casa. Era algo natural, con su carga, su cosa, su Nfumbe... tal y como conocemos los Chicherekus mas allá del mito. Probablemente propiedad de algun Tata que falleció y eso quedó pendiente, o quien sabe si acaso proviene hasta de algun cimarron de siglos ya pasados. No se supo.
Con este relato quiero decir que hay un concepto plenamente mitologico y folclorico del Chichereku, y uno estrictamente religioso con su praxis. Pienso que es importante saberlo diferenciar.
El Chichereku en mi opinión no es un Nkisi, mas si está ligado a uno.
Cuba esa no me la sabia... por signo de Mano de Orula debo jurarme en Ozain, más no estoy jurado jajaja mi nocion aun es breve.
En el folclore de Cuba se habla de estas entidades tal como se ha dicho, podríamos decir que es una clase de "mitologia improvisada" desde los tiempos de la colonia hasta hoy. Yo mismi y de forma personal conocí un caso en Cuba de una familia que aseguraba ser perturbada por un Chichereku y sobre aquello se formó tremendo lío: dio igual los Babalawos que fueron allá, y hasta creo que el padre de la familia me llegó a mencionar que curas.
¿Cual era el problema? Se encontró un Chichereku, o sea, una talla de madera sobre la cual pudo haberse edificado una expansión de la casa. Era algo natural, con su carga, su cosa, su Nfumbe... tal y como conocemos los Chicherekus mas allá del mito. Probablemente propiedad de algun Tata que falleció y eso quedó pendiente, o quien sabe si acaso proviene hasta de algun cimarron de siglos ya pasados. No se supo.
Con este relato quiero decir que hay un concepto plenamente mitologico y folclorico del Chichereku, y uno estrictamente religioso con su praxis. Pienso que es importante saberlo diferenciar.
El Chichereku en mi opinión no es un Nkisi, mas si está ligado a uno.
Cuba esa no me la sabia... por signo de Mano de Orula debo jurarme en Ozain, más no estoy jurado jajaja mi nocion aun es breve.
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En los montes, monte soy.
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(José Martí, 1891, Cuba)
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
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(José Martí, 1891, Cuba)
Ngando Batalla- Moderador
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Localización: Malongo Yaya
Edad: 31
Fecha de inscripción: 17/02/2013
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