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La Regla ....
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La Regla ....
por MAGOESOTÉRICO el Vie Jul 13, 2012 9:18 am
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Última edición por MAGOESOTÉRICO el Sáb Ene 19, 2013 3:18 pm, editado 1 vez
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Re: La Regla ....
por mister kango el Miér Jul 18, 2012 4:24 pm
Hermano la regla kimbisa del santo cristo del buen viaje, es un ajiaco entre espiritismo cubano regla de osha y catolicismo, tomando elemento del mayombe, como taita nkisi malongo rayado en la rama mayombe arriba nkisi traida por tata macho joaquin pau le digo con bases que las primera ramas de palo son la kimbisa, el mayombe y la brillumba, de estas despues se crean otra pero estas 3 son las tradicionales siendo la kimbisa la mas fuerte en iniciacion, ya que antes de ser mayombe fui kimbisa entonces puedo hablarle claramente de que se trata cada una, pero como usted no juro arriba nganga no podriamos dialogar sobre el tema.
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Re: La Regla ....
por MAGOESOTÉRICO el Miér Jul 18, 2012 6:19 pm
Ja; ni juro, ni juraré en nada, por nada, ni por nadie. Eso se los dejo a los que pactan o con-juran.
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Re: La Regla ....
por SUE el Sáb Ago 25, 2012 1:45 pm
Saludos...
Bueno a esto me refería en el comentario anterior, pienso que igual esta rama esta bastante desviada de la tradición del palo, pero bueeee esto es la muestra de lo que hace la fusión de creencias, lo que comentábamos pesss.... Ahh merlino no jurar sobre nganga quiere decir no posees ceremonia, no eres palero solo eso...
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Re: La Regla ....
por MAGOESOTÉRICO el Sáb Ago 25, 2012 1:47 pm
sue escribió:
Saludos...
Bueno a esto me refería en el comentario anterior, pienso que igual esta rama esta bastante desviada de la tradición del palo, pero bueeee esto es la muestra de lo que hace la fusión de creencias, lo que comentábamos pesss.... Ahh merlino no jurar sobre nganga quiere decir no posees ceremonia, no eres palero solo eso...
Justamente Hermana Sue, no pacto con nada ni con nadie, solo mantengo el pacto Divino y con el me sostengo. Además, no necesito de ninguna ceremonia para trabajar con muertos ni con demonios.
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Re: La Regla ....
por SUE el Sáb Ago 25, 2012 1:54 pm
Saludos....
Por eso porque tu eres Mago, NO PALERO por lo cual no pactas, ni tienes ceremonia...
SUE- Posteador del TOP 10
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Re: La Regla ....
por MAGOESOTÉRICO el Mar Ago 28, 2012 9:25 pm
ANDRES PETIT
Por: Lydia cabrera “LA SOCIEDAD SECRETA ABAKUÁ”
No hemos buscado su fe de bautismo. Ni su partida de defunción. Existieron otros dos Andrés Petit, brujos como él, ya desaparecidos, que se confunden con el verdadero y reverenciado Andrés Facundo Cristo de los Dolores, (alias Andrés Kimbisa), famoso Isué de Bakokó Efor. Actualmente vive un tercer Andrés Petit, palero anodino, —ignoro si ñañigo también— de “edad cincuentón”.
Nos atenemos a repetir lo que el pueblo, y muchos viejos en particular, saben de él, mezclando ampliamente la realidad con la leyenda. Andrés Petit es un personaje de leyenda.
La posteridad ñañiga y kimbisa[1] hoy lo contempla como un mago dotado de extraordinarios poderes, capaz de convertir el agua en vino, —por lo menos en una ocasión tornó el agua en leche—, y como nos dice Tankéwo, “de apagar y encender el sol cuando le daba la gana”.
Los habaneros lo reclaman como nativo de la capital. Los guanabacoenses lo hacen nacer a la sombra del convento de su piadosa villa, que ya contaba con un santo cuando Petit debió venir al mundo. Un franciscano que hacía milagros, Ignacio del Corazón de Jesús Moreno, dulce y temible como lo fue el pardo Andrés Petit, terciario, Padre Nkisi e Indiobón.[2]
Padre Santo le llamaban al Padre Moreno, y si en Guanabacoa se perdió la memoria de su caridad y celo religioso, algunos feligreses y viejos del pueblo todavía relatan esta historia que hemos escuchado hace muchos años y que ha sido recogida por Don Manuel Pérez Beato en su Curioso Americano.
Al pasar una tarde el Padre Santo frente a una de las casas señoriales de la Villa fue llamado por tres bonitas muchachas que conversaban en la ventana. Una de ellas, por burla, fingió de pronto un dolor violento, y llamándole con exclamaciones teatrales de ¡me muero Padre Santo, por Dios Padre, asístame que me muero! se hizo confesar por él. Pero al marcharse el Padre, que era cargado de espaldas, pequeñito y magrujo como San Francisco, —poco le pesaba su humanidad a la tierra.—, aconsejó a sus amigas que rezaran por la enferma y no perdieran tiempo en pedir el viático a la Parroquia, Antes de que el franciscano llegase a su convento expiró la muchacha sin los auxilios espirituales que había aconsejado el Padre.
Se cuenta, —”se asegura”— que un negro llamado Barra de Catre, había merecido este mote porque intervino en aquella broma sacrilega, y el cielo lo castigó torciendo sus piernas.
Cabe sospechar que la fama de los milagros del Padre Santo, corregidos y aumentados, hayan sido trasladados por los negros a Andrés Petit, quien como aseguran ñañigos y kimbisas, creció en el convento de los franciscanos y fue terciario. He oído atribuirle a éste, por un kimbisa, el milagro de las botijas vacías del lechero, que es otro de los milagros que se cuentan del Padre Santo. Según la versión recogida por la Srta. Mercedes Muriedas: “Era una madrugada muy fría y el padre Santo caminaba hacia la Ermita del Potosí, en el Cementerio, donde decía misa todas las mañanas. Por el camino oyó el llanto de un niño que lloraba de hambre y de frío. El padre Santo se detuvo junto al niño y al ver venir a un lechero que regresaba del pueblo, lo llamó y le pidió por caridad un poco de leche. El hombre respondió que todas sus botijas estaban vacías. El Padre insistió en que mirara si quedaba un poco de leche en alguna de ellas y al voltear una para complacerlo, la leche se derramó a sus pies.
Pero el niño desapareció misteriosamente…
El camino se hallaba desierto”.
Lo mismo que al Padre Santo, los sectarios de Petit lo hacen andar por las calles de Guanabacoa y de la Habana Vieja, “rezando el rosario”, —”un rosario muy largo y de cuentas muy gruesas”—, por las almas en pena; deteniéndose largamente como era costumbre del Padre Santo, ante las mismas imágenes de Jesús Nazareno, San Antonio y las Animas que aún se conservan en varias calles de Guanabacoa.
Petit falleció, según algunos viejos consultados, el 1889,[3] en Guanabacoa, en la calle de la Cruz Verde número 71, tan decepcionado que momentos antes de morir exclamó: “¡qué malos son los hombres!, y dirigiéndose a un ahijado, a Celestino Valdés, quien con José Torres[4] heredó algunos de sus amuletos; —”Celestino, cúbreme la cara con un pañuelo blanco. No quiero que me miren al rostro! Esas fueron sus últimas palabras”.
—”Pero así mueren, pobres y desengañados del mundo los hombres que han hecho el bien”, —comentaba evocando a Petit el hijo de un íntimo y compadre suyo.
[1] Kimbisa: hechicero que utiliza los poderes de los árboles. Kimbisas se llama también a los sectarios de la Institución del Santo Cristo del Buen Viaje, fundada a fines del pasado siglo por el mismo Andrés Petit, por lo que se le llama “Andrés Kimbisa”. Andrés Kimbisa era también el nombre de su sucesor, Celestino Valdés.
[2] El grado de iniciación más alto en Abakuá. Indiobones son los jefes principales.
[3] Otros creen que muere el 72. Mas he aquí un acta levantada en el pueblo de Regla, en la calle de Simpalía 26, en 2 de febrero de 1875, en que aparece testimoneando Petit. Se trata de una consagración de Plazas o altos cargos y la redacción da idea de la influencia de Petit, y de su afán de catolizar (o de despistar) sobre los secretos de la iniciación. Los obones reciben los Santos Sacramentos.
[4] José Torres ha muerto hace un par de años, a la edad de ciento cinco.
Por: Lydia cabrera “LA SOCIEDAD SECRETA ABAKUÁ”
No hemos buscado su fe de bautismo. Ni su partida de defunción. Existieron otros dos Andrés Petit, brujos como él, ya desaparecidos, que se confunden con el verdadero y reverenciado Andrés Facundo Cristo de los Dolores, (alias Andrés Kimbisa), famoso Isué de Bakokó Efor. Actualmente vive un tercer Andrés Petit, palero anodino, —ignoro si ñañigo también— de “edad cincuentón”.
Nos atenemos a repetir lo que el pueblo, y muchos viejos en particular, saben de él, mezclando ampliamente la realidad con la leyenda. Andrés Petit es un personaje de leyenda.
La posteridad ñañiga y kimbisa[1] hoy lo contempla como un mago dotado de extraordinarios poderes, capaz de convertir el agua en vino, —por lo menos en una ocasión tornó el agua en leche—, y como nos dice Tankéwo, “de apagar y encender el sol cuando le daba la gana”.
Los habaneros lo reclaman como nativo de la capital. Los guanabacoenses lo hacen nacer a la sombra del convento de su piadosa villa, que ya contaba con un santo cuando Petit debió venir al mundo. Un franciscano que hacía milagros, Ignacio del Corazón de Jesús Moreno, dulce y temible como lo fue el pardo Andrés Petit, terciario, Padre Nkisi e Indiobón.[2]
Padre Santo le llamaban al Padre Moreno, y si en Guanabacoa se perdió la memoria de su caridad y celo religioso, algunos feligreses y viejos del pueblo todavía relatan esta historia que hemos escuchado hace muchos años y que ha sido recogida por Don Manuel Pérez Beato en su Curioso Americano.
Al pasar una tarde el Padre Santo frente a una de las casas señoriales de la Villa fue llamado por tres bonitas muchachas que conversaban en la ventana. Una de ellas, por burla, fingió de pronto un dolor violento, y llamándole con exclamaciones teatrales de ¡me muero Padre Santo, por Dios Padre, asístame que me muero! se hizo confesar por él. Pero al marcharse el Padre, que era cargado de espaldas, pequeñito y magrujo como San Francisco, —poco le pesaba su humanidad a la tierra.—, aconsejó a sus amigas que rezaran por la enferma y no perdieran tiempo en pedir el viático a la Parroquia, Antes de que el franciscano llegase a su convento expiró la muchacha sin los auxilios espirituales que había aconsejado el Padre.
Se cuenta, —”se asegura”— que un negro llamado Barra de Catre, había merecido este mote porque intervino en aquella broma sacrilega, y el cielo lo castigó torciendo sus piernas.
Cabe sospechar que la fama de los milagros del Padre Santo, corregidos y aumentados, hayan sido trasladados por los negros a Andrés Petit, quien como aseguran ñañigos y kimbisas, creció en el convento de los franciscanos y fue terciario. He oído atribuirle a éste, por un kimbisa, el milagro de las botijas vacías del lechero, que es otro de los milagros que se cuentan del Padre Santo. Según la versión recogida por la Srta. Mercedes Muriedas: “Era una madrugada muy fría y el padre Santo caminaba hacia la Ermita del Potosí, en el Cementerio, donde decía misa todas las mañanas. Por el camino oyó el llanto de un niño que lloraba de hambre y de frío. El padre Santo se detuvo junto al niño y al ver venir a un lechero que regresaba del pueblo, lo llamó y le pidió por caridad un poco de leche. El hombre respondió que todas sus botijas estaban vacías. El Padre insistió en que mirara si quedaba un poco de leche en alguna de ellas y al voltear una para complacerlo, la leche se derramó a sus pies.
Pero el niño desapareció misteriosamente…
El camino se hallaba desierto”.
Lo mismo que al Padre Santo, los sectarios de Petit lo hacen andar por las calles de Guanabacoa y de la Habana Vieja, “rezando el rosario”, —”un rosario muy largo y de cuentas muy gruesas”—, por las almas en pena; deteniéndose largamente como era costumbre del Padre Santo, ante las mismas imágenes de Jesús Nazareno, San Antonio y las Animas que aún se conservan en varias calles de Guanabacoa.
Petit falleció, según algunos viejos consultados, el 1889,[3] en Guanabacoa, en la calle de la Cruz Verde número 71, tan decepcionado que momentos antes de morir exclamó: “¡qué malos son los hombres!, y dirigiéndose a un ahijado, a Celestino Valdés, quien con José Torres[4] heredó algunos de sus amuletos; —”Celestino, cúbreme la cara con un pañuelo blanco. No quiero que me miren al rostro! Esas fueron sus últimas palabras”.
—”Pero así mueren, pobres y desengañados del mundo los hombres que han hecho el bien”, —comentaba evocando a Petit el hijo de un íntimo y compadre suyo.
[1] Kimbisa: hechicero que utiliza los poderes de los árboles. Kimbisas se llama también a los sectarios de la Institución del Santo Cristo del Buen Viaje, fundada a fines del pasado siglo por el mismo Andrés Petit, por lo que se le llama “Andrés Kimbisa”. Andrés Kimbisa era también el nombre de su sucesor, Celestino Valdés.
[2] El grado de iniciación más alto en Abakuá. Indiobones son los jefes principales.
[3] Otros creen que muere el 72. Mas he aquí un acta levantada en el pueblo de Regla, en la calle de Simpalía 26, en 2 de febrero de 1875, en que aparece testimoneando Petit. Se trata de una consagración de Plazas o altos cargos y la redacción da idea de la influencia de Petit, y de su afán de catolizar (o de despistar) sobre los secretos de la iniciación. Los obones reciben los Santos Sacramentos.
[4] José Torres ha muerto hace un par de años, a la edad de ciento cinco.
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Re: La Regla ....
por MAGOESOTÉRICO el Mar Ago 28, 2012 9:26 pm
Petit se enterró, aseguran, en el cementerio de Guanabacoa; mas como se sabía que los negros, unos, “mayomberos”,[1] proyectaban robar su ntu kíyumba, su cabeza, con idea de hacerse de los excepcionales poderes de Petit, y sometiendo a esclavitud su espíritu realizar los mismos milagros que le hicieron célebre; y otros, ñañigos resentidos, que no le perdonaban que hubiese consagrado obonekues a hombres de la raza blanca, deseaban quemar sus restos, un ñañigo blanco, “un ntenisun”,[2] —”o una familia rica” que le debía muchos favores, pretenden algunos, trasladó secretamente el cadáver a un panteón del antiguo cementerio Espada. —”Cuando fueron a abrir la tumba de Petit,ya no estaba allí el cuerpo”. Esto lo contaba otro viejo consultado que pretendía llevar al cuello el crucifijo que de niño le puso el mismo Petit, —como los crucifijos que con una carga mágica, “un secreto” en el centro de la cruz, al dorso, son distintivos de la Regla del Santo Cristo del Buen Viaje creada por él, y le servían para “resguardar” a sus fieles. —”Petit fue amigo y protector de los blancos”. Muchos afirman, sin que nos conste, aceptemos la historia de su vida como la cuenta el pueblo, y al personaje como aun alienta en su devoción, que “fue el primer hombre de color que ocupó cargo en el Ayuntamiento de la Habana”. —”Petit trataba con blancos de alta categoría”. Al preguntarle un amigo al Conde de R. que halló a Petit en casa de este aristócrata: ¿por qué trata Ud. a ese mulato?, el Conde indignado respondió: —¡Porque es un caballero de color! “Esto dio origen a que le llamasen “el caballero de color”.
Su padre era francés,[3] (y “de ahí le vendría la finura”, observa una iniciada en su Regla del Santo Cristo). “Andrés era un pardo, alto, delgado, muy fino, muy inteligente”.
“Vestía chaqueta negra y pantalón blanco”.
—”Yo lo conocí”, nos decía la centenaria Omitomí. De facciones finas, buen porte, vestido con elegancia, muy afable y una mirada muy dulce. Usaba bastón y calzaba sandalias.
—”No se ponía zapatos”, recordaba Calazán, que sitúa la fecha de su muerte en los primeros años del ochenta.
En sus últimos tiempos aún cumplía la misión que se había impuesto por amor de Dios, de recorrer las calles descalzo, mendigando para los pobres. Habitualmente vivía en un convento —el de San Francisco como hemos dicho; — les llevaba a los monjes la limosna recogida y la hacía repartir sin reservarse nada.
Era muy católico, metido siempre con hombres de sotana. Sabía leer en latín y en griego (+). Es verdad que todos los de antes que nos ocupábamos de Santo[4] sabíamos los rezos de la iglesia y hasta echábamos nuestros buenos latinajos.”
—”Petit andaba con sandalias porque era terciario de la orden de San Francisco”[5] y descalzo cuando tenía que hacer una gran brujería, y su Prenda, —su amuleto— le imponía que marchara con los pies desnudos o “en mal pregenio”.
Estas anécdotas dan idea del “santo hombre”, y del brujo poderoso, que era a la vez. Su palabra contenía tal fuerza conminatoria que no tenía necesidad de otras operaciones mágicas, para obtener lo que quería…
Continuara el próximo lunes…
[1] Mayombero: nombre genérico que se da a los hechiceros.
“En el Pueblo de Regla, a los dos días del mes de Febrero de mil ochocientos setenta y cinco, en la calle de Simpalia No. veintitrés, se reunieron los individuos que a continuación se expresan, con el objeto de Recibir los Santos Sacramentos de hasta el número de trece; Ecobio Abacua, Ambrosio Becerra Camacho, Desiderio Salvador Camácho, Juan Barrio, Mateo Leandro, Magdaleno Suárez, Manuel Ortega, Franco Pascual Camacho, Ramón Hernández, Román Quirino Valdés Rodríguez, Vicente Sosa Sánchez, Nicolás Salvador González, Ignacio Alvarez.
Estando reunidos los ya indicados hacen su entrada los padrinos acompañados de los Obones de Bacocó y Ecorio Efor lo., Matilde Cuebute, Pantaleón Ororó, Brasilete Nasaco de Ubane Primero, Juan Aristica Illamba de Encletati, representación de efí condó.
En acto seguido siendo las 12 m. se rompe y Acanarán empieza a sonar y a nombrar las plazas que van entrando de cuatro en cuatro. Primero Ambrosio Becerra Camacho, Illamba; Desiderio Salvador Camacho, como Mocongo; como Isué, Juan Barrio, como Isunecue, Mateo Leandro. En la segunda tanda Ecueñón, Juan Rodríguez, como Mosongo, Magdaleno Suárez Duarte, como Empegó, Manuel Ortega, como Abasonga, Quirino Valdés Rodríguez. Tercera tanda, Ramón Hernández como Encrícamo; Vicente Sosa como Moruá; Nicolás como Aberiñán; Francisco Pascual Camacho como Nasacó y como Abasí Ignacio Alvarez.
Como quiera que se da por terminada la consagración dan fe de lo hecho Andrés Petit, Pantaleón Ororó, Matilde Cuebutón, Brasilete Nasacó de Ubane, Juan Arístiga, Carlos Indarte, Francisco Ruíz, Candelario Hernández, Celestino Isunecue, Cirilo Grillo, Pedro Aguiar Demingo, el cojo Florentino Moremon y otros. No habiendo más de que tratar damos por terminado el acto y lo suscribimos para constancia en Regla 2 de febrero de 1875. Illamba Ambrosio Becerra. Mocongo Desiderio. Salvador Empegó.”
[2] Ntenisún: caballero.
[3] En efecto, existió un Alfredo Petit, excelente cocinero francés, que trajo en la segunda mitad del siglo pasado a la Habana Dn. Ricardo Alfonso y Lámar. Pero no es este Petit, el padre de nuestro obonékue.
En las innumerables piezas que se conservan en Madrid del proceso seguido a David Turnbolt, instigador de la conspiración de la Escalera, aparece en el 1842 un negro, que se hace pasar por jamaiquino y de apellido Mitchel, antiguo esclavo cuyo nombre es José de los Dolores Petit. ¿Petit seria su hijo?
[4] Se refiere a los Santeros de la Regla lucumí.
[5] Algunos Isué actualmente y muchos babalawos son terciarios. “La religión africana no está reñida con la católica. Y Orula. (San Francisco) es el Padre de los babalawos. En cuanto a los ñañigos son muy devotos del Espíritu Santo y de San Francisco”.
Su padre era francés,[3] (y “de ahí le vendría la finura”, observa una iniciada en su Regla del Santo Cristo). “Andrés era un pardo, alto, delgado, muy fino, muy inteligente”.
“Vestía chaqueta negra y pantalón blanco”.
—”Yo lo conocí”, nos decía la centenaria Omitomí. De facciones finas, buen porte, vestido con elegancia, muy afable y una mirada muy dulce. Usaba bastón y calzaba sandalias.
—”No se ponía zapatos”, recordaba Calazán, que sitúa la fecha de su muerte en los primeros años del ochenta.
En sus últimos tiempos aún cumplía la misión que se había impuesto por amor de Dios, de recorrer las calles descalzo, mendigando para los pobres. Habitualmente vivía en un convento —el de San Francisco como hemos dicho; — les llevaba a los monjes la limosna recogida y la hacía repartir sin reservarse nada.
Era muy católico, metido siempre con hombres de sotana. Sabía leer en latín y en griego (+). Es verdad que todos los de antes que nos ocupábamos de Santo[4] sabíamos los rezos de la iglesia y hasta echábamos nuestros buenos latinajos.”
—”Petit andaba con sandalias porque era terciario de la orden de San Francisco”[5] y descalzo cuando tenía que hacer una gran brujería, y su Prenda, —su amuleto— le imponía que marchara con los pies desnudos o “en mal pregenio”.
Estas anécdotas dan idea del “santo hombre”, y del brujo poderoso, que era a la vez. Su palabra contenía tal fuerza conminatoria que no tenía necesidad de otras operaciones mágicas, para obtener lo que quería…
Continuara el próximo lunes…
[1] Mayombero: nombre genérico que se da a los hechiceros.
“En el Pueblo de Regla, a los dos días del mes de Febrero de mil ochocientos setenta y cinco, en la calle de Simpalia No. veintitrés, se reunieron los individuos que a continuación se expresan, con el objeto de Recibir los Santos Sacramentos de hasta el número de trece; Ecobio Abacua, Ambrosio Becerra Camacho, Desiderio Salvador Camácho, Juan Barrio, Mateo Leandro, Magdaleno Suárez, Manuel Ortega, Franco Pascual Camacho, Ramón Hernández, Román Quirino Valdés Rodríguez, Vicente Sosa Sánchez, Nicolás Salvador González, Ignacio Alvarez.
Estando reunidos los ya indicados hacen su entrada los padrinos acompañados de los Obones de Bacocó y Ecorio Efor lo., Matilde Cuebute, Pantaleón Ororó, Brasilete Nasaco de Ubane Primero, Juan Aristica Illamba de Encletati, representación de efí condó.
En acto seguido siendo las 12 m. se rompe y Acanarán empieza a sonar y a nombrar las plazas que van entrando de cuatro en cuatro. Primero Ambrosio Becerra Camacho, Illamba; Desiderio Salvador Camacho, como Mocongo; como Isué, Juan Barrio, como Isunecue, Mateo Leandro. En la segunda tanda Ecueñón, Juan Rodríguez, como Mosongo, Magdaleno Suárez Duarte, como Empegó, Manuel Ortega, como Abasonga, Quirino Valdés Rodríguez. Tercera tanda, Ramón Hernández como Encrícamo; Vicente Sosa como Moruá; Nicolás como Aberiñán; Francisco Pascual Camacho como Nasacó y como Abasí Ignacio Alvarez.
Como quiera que se da por terminada la consagración dan fe de lo hecho Andrés Petit, Pantaleón Ororó, Matilde Cuebutón, Brasilete Nasacó de Ubane, Juan Arístiga, Carlos Indarte, Francisco Ruíz, Candelario Hernández, Celestino Isunecue, Cirilo Grillo, Pedro Aguiar Demingo, el cojo Florentino Moremon y otros. No habiendo más de que tratar damos por terminado el acto y lo suscribimos para constancia en Regla 2 de febrero de 1875. Illamba Ambrosio Becerra. Mocongo Desiderio. Salvador Empegó.”
[2] Ntenisún: caballero.
[3] En efecto, existió un Alfredo Petit, excelente cocinero francés, que trajo en la segunda mitad del siglo pasado a la Habana Dn. Ricardo Alfonso y Lámar. Pero no es este Petit, el padre de nuestro obonékue.
En las innumerables piezas que se conservan en Madrid del proceso seguido a David Turnbolt, instigador de la conspiración de la Escalera, aparece en el 1842 un negro, que se hace pasar por jamaiquino y de apellido Mitchel, antiguo esclavo cuyo nombre es José de los Dolores Petit. ¿Petit seria su hijo?
[4] Se refiere a los Santeros de la Regla lucumí.
[5] Algunos Isué actualmente y muchos babalawos son terciarios. “La religión africana no está reñida con la católica. Y Orula. (San Francisco) es el Padre de los babalawos. En cuanto a los ñañigos son muy devotos del Espíritu Santo y de San Francisco”.
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