Juramento del médium umbandista

el Miér Dic 30, 2015 12:41 pm

1 La mediumnidad y su ejercicio no es un juego ni mucho menos un oficio de ocio para curiosos; tales son los compromisos como los peligros que el prerrequisito para oficiar como médium es tener iniciado como mínimo la reforma de consciencia y un código de conducta que sea aceptable y agradable a los Espíritus de elevada jerarquía con el fin de ser simpáticos a estos por encima del resto.

2 Para utilizar la mediumnidad y vincularla a este código ético y reforma de consciencia existen repartidas las oraciones de los médiums, basadas unas en la sumisión, basadas otras en las actividades altruistas, basadas otras en el honor con relación al cumplimiento de las actividades dignamente… La Umbanda que no es una religión concebida para comunión inescrupulosa y ociosa (pese a ser la actualidad esta realidad) posee el juramento de los médiums para aquellos médiums que están comprometidos con su propia condición espiritual, aceptando plenamente regirse por los preceptos morales de la Umbanda (referidos a Jesús) y la doctrina de la casa.

3 Tras su recitación más o menos disciplinada, el médium asume delante de la milicia umbandista (falanges espirituales militantes dentro de la Umbanda) según sea el esfuerzo y disciplina para acatarla y cumplirla entre lapsos a realizarse las actividades espirituales; este hecho que es un logro moral y activa el progreso espiritual, moviendo incontables recursos de la consciencia apoyada por las entidades que impulsan la reforma de ideas y sentimientos creando cada vez un prodigio más digno de la siembra umbandista para misionar a través de un médium en mejores condiciones.

4 Esta no es una oración milagrosa tal cual enseñan las supersticiones de “hágala y extienda las manos para obtener”; Umbanda es una religión redentora y los Espíritus elevados no están dados a contemplar al capricho y el ocio; cuando un médium es sincero en su compromiso y pese a los atropellos de los que se pronuncia ser víctima persevera, es su Espíritu el que se corona y baña en luz y recibe todo el amparo de los Espíritus que constituyen las altas jerarquías de Aruanda. Quienes asumen esta oración para no cumplirla dado que esperan de ella un acatamiento incondicional de parte de los Espíritus se ligan a Espíritus más ligeros, en ocasiones buenos pero ignorantes, otras quiumbas en todo el sentido de la palabra y carácter de estos Espíritus homólogos a los demonios u obsesores y que sin importar el destaque moral de la persona andan con estos por afinidad moral y de intereses y terminan así, estos médiums, colmados de problemas y oscuridad en su vida consecuencia de la mala dirección de Espíritus atrasados o Espíritus muy malos de los cuales en Padrenuestro umbandista nos recuerda, siempre pedimos a Dios no nos deje sucumbir ante ellos.

5 Un homólogo cristiano es la oración de ofrecimiento católica en la que cada acto de pensamiento, sentimiento y obra se ofrece a la espiritualidad como ofrenda y en cambio se procura la retribución por el amparo espiritual. El juramento funciona igual, pues, el que lo realiza y se esfuerza en acatarlo es por su compromiso consciente que recibe la respuesta y amparo espiritual. La Umbanda es un camino de consciencia sincero y muy duro en el cual es fácil perderse ante los sincretismos literales y aparentes que predominan en el presente año.

6 «Juro como médium de Umbanda»; al igual que el credo, se está confesando la fe y especificando la siembra o misión espiritual. ¿Por qué Umbanda? Porque la mediumnidad no es exclusiva de Umbanda sino que es una condición propia de los Espíritus que animan a todos los seres vivos y que son en esencia todos los seres que ya no están vivos pero lo volverán a estar; católicos, evangélicos, musulmanes, hindúes, chamanes, etcétera… Todos poseen la mediumnidad y un código moral por el cual regirse según cada siembra especifique dentro de sus propósitos espirituales y aclarar en oración inteligible es la condición base que dirá a la espiritualidad bajo qué preceptos evaluar la calidad de tu éxito.

7 «Respetar a Dios y mi religión a través de la ética dentro de las bases cristicas de Oxalá»; el primer propósito de la Umbanda es la redención de los hijos espirituales de Dios, los cuales por rebeldía en el ejercicio del libre albedrío han decidido disociarse de Él, he aquí que Umbanda, “la misión” trae consigo un camino de reconciliación y redención para los voluntarios llevando la caridad a aquellos que se han disociado recordándoles las cosas buenas que Dios tiene para con todos nosotros. La generosidad de las altas jerarquías emanadas en proporción de Dios puede reformar el Espíritu de los rebeldes y convencerlos de querer someterse a la ética que los hará permanecer en buena posición como para continuar siendo amparados y atendidos por su Él en su comunidad celestial. Oxalá, que encuentra su homología en Cristo se traducen en un tipo de energía que sin definición humana poseen su mismo principio causal, es decir, son la fuente primera de aquellos que hemos visto encarnarse. Así como Jesús representó esta cualidad de la trinidad de encarnar al Hijo divinizado por poseer una cualidad de Dios habitando en Él, así Oxalá cumple la homología representando una cualidad (igual que todos los Orixás representan cualidades) de Dios, por eso para el umbandista Jesús y Oxalá pueden sincretizarse al poseer ambos la misma fuente de energía asociado a la pureza, mansedumbre, la espiritualidad, generosidad y atributos de una personalidad que los cristianos han condensado todas en Jesucristo.

8 «Me comprometo a respetar la jerarquía, buscar aprender sobre la espiritualidad de Umbanda respetando con lealtad los fundamentos del templo que me acogió»; la Umbanda teniendo entre sus propósitos la fraternidad para con ella cumplir a la ley que nos obliga a coexistir y aprender a funcionar como sociedad, ella procura que los hijos de fe se encuentren en lugares organizados y trabajando para un mismo fin, pero estos lugares poseen sus propias normas que gustaría siempre que fuesen afines a los preceptos de la religión base pero que no siempre sucede así, no obstante, no por ello quiere decir que el umbandista libertino por su discrepancia ideológica tiene libertad para sabotear el funcionamiento de aquel lugar que sin ser delictivo se encuentra funcionando bajo una sana doctrina pasando a difamar con sus actos e ideologías todo lo que ha recibido de ahí dentro. La jerarquía es la posición que cada hijo ocupa y ha ganado por alguna vía; el fundamento es el principio que da lógica al simbolismo de la liturgia que se realiza y su interacción con las entidades que lo supervisan para hacerlo funcionar; la Umbanda es necesario estudiarse a razón de que tan rica en diversidad es fácil suponer mal.

9 «Jamás utilizaré mi mediumnidad de manera deshonrosa o desleal»; ello quiere decir, no usar la mediumnidad contraria a los preceptos primero de la religión y luego de la casa espiritual que le acogió. La mala conducta mancha la imagen de la religión y trae escándalo para la casa espiritual donde hace vida esta persona, con ello hace un acto de difamar no apenas a la estructura física y complica la funcionabilidad de sus compañeros sino que ensucia la imagen de las entidades, la ética de la religión, añade obstáculos al éxito de tratamiento que hacen las falanges espirituales con los necesitados una vez que ellos de voluntad pasan a rechazar a estas entidades relacionadas a escándalos morales. ¿Cómo confiar en la Umbanda y en aquel centro espiritual donde se destruyen entre ellos mismos y no parando ahí destruyen a todo aquel que entra en contacto con ellos? ¡No se puede! Por ello el defensor como el destructor de toda la misión umbandista en campo espiritual como en campo físico es el propio hijo de fe cuando promueve bien o mal su propia religión y casa espiritual.

10 «Juro, como médium de Umbanda, ser un servidor y aprendiz para enaltecer y elevar, en nombre de Dios, los aspectos de mi religión»; con relación al párrafo anterior, si la conducta difama y obstaculiza la supervivencia de la sana doctrina y le repartición altruista de bienes espirituales a los necesitados, la clave está en tener la suficiente disciplina como para acatar los preceptos umbandistas y de la casa que le acogió a fin de ser útil a esa misión o tener la sinceridad suficiente como para desertar como médium que misiona en nombre de Dios, la Umbanda y las entidades en un lugar determinado al cual está por perjudicar.

11 El juramento del médium umbandista es muy fructífero y bien realizado trae la prosperidad de la mediumnidad, vida física del médium en todos sus aspectos y eleva la condición de Espíritu entre jerarquías espirituales dentro de su propia comunidad espiritual que algunos umbandistas llaman de Aruanda y otros de la ciudad de Jurema. La armonía que genera esta disciplina permite que todos sean beneficiados no ocurriendo lo mismos con quienes desacatan constantemente este deber y que desintegren centros espirituales en los países donde la Umbanda es la misión espiritual de mayor auge.

12 Yo no tuve quien me enseñara estos preceptos sino que se me vendió una fórmula de poder basada en la superstición de alguien que no tenía fundamento lógico a lo que hacía, de ahí que lejos de vivir la parte prospera de la mediumnidad me inicié en un camino tormentoso. No obstante, la espiritualidad se ocupó de hacer contrapeso a la negligencia de aquel guía que debía instruirme como era debido a su posición y que no hizo no porque no quería sino porque no sabía; en aquel entonces ante los errores cometidos fui interrogado desde lo invisible sobre mi consciencia ante la promoción de una práctica tan desatinada que estaban permitiendo que yo pudiera ejercer, ya no con el amparo sino de Espíritus perturbadores, y fue ahí que en sinceridad dije “antes de convertirme en un médium que sirva a añadir más basura a la que ya hay, prefiero retirarme y reconocer mi propia incapacidad de ejercer de manera competente mi mediumnidad” y me retiré; la siembra espiritual se fue yendo en picada, sin embargo, ya no teniendo oportunidad de yo brindar contribución a la difamación de una misión espiritual. Por fortuna nunca fui capaz de ejercer y comprometer mi consciencia, pero como aprendiz reconocí la delicadeza de caminar por un camino de compromiso verdadero de consciencia y corazón para imponerse sobre nuestros actos y no vivir bajo el engaño de un falso progreso espiritual que en evidencias nos revelan que vamos bien, ¡pero bien mal!

:::@Fraile Antonio de Aruanda:::

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