Espiritismo Venezolano y sus Cortes
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Muere una esclava, nace una Negra

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Muere una esclava, nace una Negra

Mensaje por Alianza Naiguatá el Sáb Mar 02, 2013 5:45 pm


Muere una esclava, nace una Negra

La Senzala exhalaba el calor de un local superpoblado, el sudor de un día más brutal de trabajo, y el miedo de nuevas órdenes o actitudes desmedidas.

La oscuridad ya se formaba allá afuera en noche sin luna, que prometía lluvia. Ninguna luz entraba por las grietas de la taipa desgastada por el tiempo y no se veían los animales que penetraba, insectos nocturnos, había siempre el riesgo de una cobra por debajo del tapete improvisado que los protegía del suelo áspero, hecho de hojas de banano y paja de hoja de caña. Por eso, siempre había aquellos encargados de golpear todo el espacio con varas de bambú, para espantarlas. Uno u otro pequeño candelabro, pues gustaban de gastar aceite de ballena con negros.

La Senzala cuadrangular era dividida en cuatro sectores: los hombres de un lado, mujeres de otro, las mujeres con hijos recién nacidos en un tercer rincón, hijos estos de piel más clara, y algunos hasta de ojos verdes. Los negros y las negras no podían cohabitar ni tener hijos, excepto si el procreador se destacase mucho por la fuerza e inteligencia. No había querer, no había gustar.

En el cuarto y último rincón, los viejos, esclavos y esclavas juntos, ya que no se reproducían más, habían conseguido sobrevivir a la lidia, los malos tratos y a la tristeza de ver su pueblo sufriendo tanto. Traían todavía la mente lúcida, sabían recetas para curar todo tipo de molestias, sabían rezar contra los males del cuerpo, y aguardaban la madrugada para entonar sus canticos nostálgicos, espantar el banzo, y enseñar a los otros sus leyendas, sus orígenes y tradiciones. Algunas incorporaban viejos espíritus de las flores, de los cursos del agua, del fondo de la tierra, y rendían su culto de fe a Olorum, Orixalá, Oxumarê, Obaluaiê, Iroko, Nanâ Buruku y a Abikú, este último, por el gran número de niños que morían. Colocaban en un pequeño pote de barro, lo que habían conseguido traer escondido del almuerzo ahorrado, un poco de harina de maíz, ñame, unos granos de alubia y lo adornaban con flores, completando con Amor y Devoción la sencilla entrega.

También rendían respeto al Exu Kimbandero, pues en la Senzala solo había negros bantús. Los cazadores de esclavos se habían esparcidos de tal manera que después de ellos no hubo más Tatas africanos, destruyendo en África toda una cultura milenaria, o quien sabe era incluso al momento de emigrar a través del océano para este Brasil que todavía no percibía el tamaño del horror que abrigaba en su generoso suelo.

Había allí en aquel pobre albergue desguarnecido, una vieja esclava pequeña, de pasos chicos, manos mágicas que reparaban huesos quebrados, heridas abiertas, corazones partidos… no había tenido tiempo de completar su iniciación de sacerdotisa en su tierra, el Congo, cuando fue aprisionada y separada de los suyos. La soledad, la tristeza, la nostalgia, la pérdida de las esperanzas de ver sus bosques nuevamente, no le habían doblado el cuello. Del mismo modo que era dulce, era firme, y se dedicaba al mundo espiritual incansablemente de alguna manera consiguiendo aliviar un poco el sufrimiento de aquellos que estaban allí.

Enseñaba que su pueblo era de cazadores, pero también guerreros, y que incluso desarmados y vencidos, cada negro allí tenía que mantener la cabeza en pie, el pensamiento enfocado en la superación de las pruebas físicas y la necesidad de solidaridad para obtener un poco de paz en su día a día.

Ella ya no tenía fuerza para trabajar en el plantío de la caña o en la cosecha del maíz, pero Sinhazinha más de una vez le había llamado para curar a sus hijos. Así, ella pasaba sus días curando, cantando, sonriendo con sus ojos brumosos por la edad, mientras trataba las heridas de los que eran castigados.

Pero en aquella noche sin luna, con la lluvia ya encharcando el suelo, dejando el sueño de todos todavía más desconfortable, súbitamente el capataz de la hacienda invade el local destrancando y abriendo la puerta con violencia gritando: ¡Un negro desgraciado huyó, una fuga, una vida! y agarró el adolescente Jerónimo, que aunque joven era muy alto y fuerte, más allá de mostrar gran personalidad. Jerónimo iría a pagar por la fuga. Con fuerza descomunal para su tamaño, en la hora del golpe final del machete, María Quimbandeira desvió el arma certera, salvando el niño, pero ella misma cayó, traspasada por la lámina, y en poco tiempo sucumbió, sin un gemido.

Despertó junto a su selva africana, en medio de una linda danza de encantados. El gran Babá-Egun a ella se dirigió dándole el comando de doscientos guerreros y Babá dice:María, su misión en la Tierra terminó, pero se inicia aquí una mucho mayor, junto a los hombres, aunque ninguno de ellos podrá verla. Irás todavía por mucho tiempo a vagar el Planeta, con la finalidad de proteger a los hombres del mal, y junto con otros millares que están haciendo el mismo trabajo, hasta el día en que podrás sentar a la orilla de este riacho y descansar. Ahora no, que es tiempo de muchas modificaciones y auxilio a los hombres encarnados. He aquí que sale de escena la vieja María y surge la Vovó (abuela) Maria da Pemba, siempre protegiendo, amparando, fortaleciendo y bendiciendo sus protegidos.

He aquí una linda y conmovedora historia de ascensión de un alma, que se dedica hasta hoy, en el silencio de otros planos a sembrar el bien, amar incondicionalmente, a velar por aquellos que le afinasen, cortando demandas, quebrantos y malezas.

¡Salve Vovó María da Pemba! ¡Salve su Luz y su Corona! ¡Adorei das Almas! ¡Salve África! ¡Salve la Bahia! ¡Salve nuestro Brasil!

Por Alex de Oxossi Rio Bonito/RJ


Última edición por ChicoXavier el Sáb Mar 02, 2013 8:03 pm, editado 1 vez

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
Libro de los Espíritus, cuestión 511.
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Re: Muere una esclava, nace una Negra

Mensaje por Ngando Batalla el Sáb Mar 02, 2013 6:25 pm

Me dio sentimiento este escrito, hermano, le prometo que sí.
Muchas gracias por compartirlo. Ojalá que por cada palabra que tiene este texto, tenga usted y su autor un año entero de bendición, de parte de esta entidad. Sí señor.

Que esté bien.
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Re: Muere una esclava, nace una Negra

Mensaje por Alianza Naiguatá el Sáb Mar 02, 2013 7:45 pm

Hola Ngando Batalla, así mismo es, tenga seguridad de que es así; donde se pone el corazón siempre hay bendición.

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«Aparte del Espíritu protector ¿está unido un mal Espíritu a cada individuo, con miras a incitarlo al mal y darle ocasión de luchar entre el bien y el mal? 
- "Unido" no es la palabra exacta. Bien es verdad que los malos Espíritus tratan de desviar del camino recto al hombre cuando se les presenta la oportunidad: pero si uno de ellos se apega a un individuo, lo hace por determinación propia, porque espera que el hombre le haga caso. Entonces se desarrolla una lucha entre el bueno y el malo, y la victoria corresponderá a aquel cuyo dominio el individuo entregue»
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